El Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), organismo dependiente del Ministerio de Economía, actúa como asegurador en casos de grandes catástrofes de fenómenos naturales o derivados de hechos políticos o sociales como sería el caso del terrorismo.
Éste no depende de presupuestos públicos a pesar de depender de un Ministerio, sino que sus fondos provienen de una pequeña aportación que las compañías privadas cobran a sus asegurados a través de las pólizas de seguro y que va destinada a dotar al CCS precisamente para poder abordar este tipo de situaciones extraordinarias.
Por este motivo, para poder disponer de la cobertura de Consorcio debe existir póliza privada del bien dañado (póliza de hogar, de vehículo, de comercio, etc.) y que la prima esté abonada y por tanto se haya realizado la aportación al Consorcio.
Para los perjudicados que no tienen contratada una póliza de seguro y que por tanto no disponen de la cobertura del Consorcio, únicamente podrán disponer de las ayudas Gubernamentales que se destinen a la ayuda de los afectados.
Cuando se producen situaciones catastróficas, el Consorcio suele habilitar puntos de información in situ para poder gestionar ayuda a los perjudicados con mayor diligencia, existiendo también posibilidad de contactar telefónicamente y a través de su página Web, que detalla los pasos a seguir.
Adicionalmente, la sensibilidad del sector asegurador ha ido mejorando con el tiempo y muchas aseguradoras ofrecen ya ser intermediarios con el Consorcio; atendiendo los siniestros y gestionando ellas mismas directamente con el organismo público, siendo el trámite que debe realizar el asegurado es idéntico al de cualquier otro siniestro gestionado por la aseguradora.
De este mismo modo, algunas corredurías de seguros como es el caso de RibéSalat, ofrecen este servicio a sus clientes a fin de facilitarles todos los trámites tanto con las compañías aseguradoras como con el Consorcio.
Este tipo de servicios no tienen ningún coste y forman parte de la actividad que ofrece la correduría con la finalidad de velar por los intereses de nuestros clientes.
