La dificultad de gestión de un patrimonio es directamente proporcional a su volumen. En el caso de aquellos más pequeños, la administración puede ser llevada a cabo por la misma persona, si su tiempo y conocimiento lo permiten o, por el contrario, se puede contar con la ayuda de una asesoría financiera que gestione y planifique las inversiones, adaptándolas a determinados objetivos.
Sin embargo, cuando se trata de organizar una fortuna familiar muy elevada entran en juego otras cuestiones como la cohesión familiar y el asesoramiento legal o fiscal, entre otros. Es en esos momentos cuando puede surgir la necesidad de crear el conocido Family Office, una empresa privada que nace con el objetivo de preservar la riqueza en una familia de generación a generación, siendo gestionada como una sola unidad e incluyendo inversiones, planificación, fiscalidad, fondos de inversión, planes de pensiones o gestión de inmuebles. Estas ‘oficinas familiares’ proporcionan asesoramiento para gestionar los patrimonios de las familias de forma personalizada y con un mayor control sobre la riqueza, para poder administrarla de forma integral y rentabilizarla, además de garantizar su preservación en el tiempo.
No es un caso ajeno. Hoy en día, las familias que cuentan con una riqueza sustancial o un patrimonio importante están adoptando este formato como modelo de crecimiento, diversificación de la inversión y, por consecuente, de protección ante la mitigación del riesgo. Resulta difícil estimar cuántas Family Office hay en el mundo, debido a las diversas definiciones de lo que constituye el concepto, pero se podría decir que existen aproximadamente 20.000 oficinas unifamiliares reconocidas a nivel mundial, y llama la atención que más de la mitad han visto su nacimiento en los últimos 10-15 años.
En definitiva, si de algo no cabe duda es de que los Family Office han adquirido en los últimos años un protagonismo cada vez mayor en diversos ámbitos, convirtiéndose en uno de los vehículos de inversión de más rápido crecimiento del mundo actual. Pero ¿qué otras ventajas aporta?
Por qué crear un Family Office
- Confidencialidad y privacidad en cuanto a los asuntos derivados del patrimonio personal, empresarial e inversiones efectuadas.
- Estructura de gobernanza y gestión orientadas a poder hacer frente a las complejidades patrimoniales de la familia de un modo más transparente, ayudando a la familia a evitar futuros conflictos.
- Alineamiento de intereses para asegurar un equilibrio entre los asesores financieros y la familia.
Inversión y seguridad inmobiliaria
El patrimonio inmobiliario es uno de los principales generadores de riqueza en las familias, un capital que se va incrementando con el tiempo y que los propietarios buscan conservar de la mejor forma posible. Gracias a la relativa estabilidad de esta clase de activos, son muchos los Family Office que en los últimos años han decidido apostar por la gestión, compra, alquiler o reforma de edificios o viviendas premium.
En este caso, es importante que el empresario y su entorno familiar planifiquen y estudien su patrimonio, asegurándose también de contar con una protección financiera que les permita llevar el día a día con tranquilidad.
Los Family Office necesitan que su capital esté a buen recaudo y, además, saber qué pueden hacer con su dinero, conocer en qué productos pueden invertir, y desarrollar un plan de inversión. Eso, sí, todo ello deja de cobrar sentido si el patrimonio no está correctamente protegido. Sin un seguro que dé respuesta a las coberturas adecuadas, además de un asesoramiento que permita establecer una ruta de inversión del capital adaptada a las necesidades de cada cliente, la opción más recurrente para preservar el patrimonio familiar se adolece.
- RibéSalat con más de 30 años de experiencia en la gestión del patrimonio familiar pone a su disposición profesionales especialistas que le ofrecerán asesoramiento individualizado de su patrimonio y la rentabilidad de sus inversiones.