Si consideramos el riesgo reputacional como la diferencia no aceptable entre cómo una organización desea y necesita ser percibida y cómo es realmente percibida, podemos entender muy bien cómo la reputación corporativa se convierte en uno de los principales riesgos a gestionar. Su complejidad y su rápido alcance pueden afectar de forma transversal tanto al valor de marca, como a la continuidad del negocio. Este ecosistema puede producir un efecto directo en el capital financiero y social e, inevitablemente, tener un efecto inmediato en la gestión de clientes, proveedores y diferentes portadores de intereses de la empresa.
El riesgo reputacional suele asociarse a factores externos e internos, por lo que se debe intentar reducir al mínimo o incluso eliminar actuaciones y temas que puedan generar una publicidad negativa sobre las prácticas y las relaciones de negocios, ola pérdida de confianza en la compañía.
La participación en plataformas digitales, el e-commerce y la gestión del negocio con sistemas informáticos y aplicaciones, han aumentado la posibilidad de que el riesgo reputacional tenga impactos incontrolables y difícilmente gestionables con acciones reactivas.
¿Por qué las empresas deben de proteger su reputación?
Dentro de una empresa, los valores, el carácter institucional, la marca, la comunicación, la responsabilidad y la reputación corporativa, son tan importantes para el cliente como los servicios o el producto final. El objetivo de la empresa es crear, mantener y trabajar en la confianza, credibilidad y reputación.
- Un cambio en la política de privacidad de la empresa puede alterar la opinión del consumidor, atraer multas y sanciones regulatorias, y dañar directa e indirectamente su imagen.
- Un fallo en un proceso de calidad de producto puede impactar la percepción de la marca y la imagen de toda la institución, bajar cuota de mercado en determinados productos u obligar a cambiar relaciones comerciales con los proveedores.
- La gestión negligente de las prácticas empresariales o malas conductas hacia el mercado por falta de cumplimento de políticas ESG, puede dañar directamente la continuidad empresarial en ciertos mercados.
¿Por dónde empezar?
El riesgo reputacional se debe evaluar en los procesos estratégicos de gestión de riesgos: su identificación, medición y cuantificación pueden ayudar a estudiar las esferas de formación y prevención, así como la parte relacionada con su mitigación.
Desde RibéSalat, ponemos a disposición una metodología eficaz para poder reconocer, identificar, medir y mitigar el riesgo reputacional. Tras un proyecto de definición del marco estratégico y de control asociado con ello, podremos ayudar la empresa a definir estrategias proactivas y no reactivas que contemplen el efecto mitigación de todos esos riesgos asegurables a través de la activación de pólizas de seguros hechas a medida.