Los ciberataques están, hoy en día, más presentes que nunca debido al auge del teletrabajo y la aceleración que ha experimentado la transformación digital en buena parte de las empresas. Actualmente, casi todos los datos y la información están en la red y en sistemas en las nubes, y no en los discos duros de los equipos, lo que implica un mayor riesgo de sufrir robos de información sensible y sabotajes.
El ciberriesgo es un término amplio que hace referencia a la posibilidad de sufrir diversos tipos de ciberataques, los cuales pueden causar una amplia variedad de daños tanto directos como a terceros, en los que entra en juego la responsabilidad civil y, en ocasiones, hasta penal.
Tipos de ciberataques más comunes y sus consecuencias para las empresas
No existe una sola clase de riesgo informático, sino diversos tipos de ciberataque, cuyos daños para las empresas son variables. La mayoría de estos ataques consisten en la introducción de un malware en los equipos y redes, un virus informático compuesto por un código malicioso capaz de producir múltiples daños. La vía de entrada más habitual hoy en día es la red o la nube, aunque el equipo también puede infectarse a través de alguna memoria externa.
Estos son los tipos de ciberataque más comunes:
Ransomware
Su funcionamiento es el siguiente: un virus se introduce en la red o equipo informático de una empresa y cifra sus datos, volviéndolos inservibles.
Para su recuperación, los ciberdelincuentes exigen un rescate, con el consiguiente perjuicio económico para la empresa u organización.
Troyanos
Los troyanos infectan los equipos provocando un funcionamiento deficiente de los mismos, como por ejemplo su ralentización o imposibilidad de acceder a determinados programas.
Una variante especialmente peligrosa para las empresas son los troyanos bancarios, los cuales pueden suplantar identidades para hacer transferencias sin consentimiento desde las cuentas online de la empresa.
Gusano
Comparte con los virus su capacidad de replicarse, pero a diferencia de los primeros los gusanos centran sus daños en ralentizar el rendimiento de los equipos, sin llegar a alterar los archivos. Su infección se produce casi siempre por redes.
Spyware
Una vez han infectado los equipos informáticos de las empresas, pueden recopilar datos e información, tanto de la propia compañía como de terceros, y hacer un uso fraudulento, sin control ni consentimiento de sus propietarios.
Adware
Como el spyware, se trata de un software malicioso capaz de acceder y gestionar datos sin permiso. Para ello utiliza publicidad intrusiva, que además es muy molesta, ralentiza los equipos y complica el trabajo del usuario.
APIs
Siglas del término en inglés Advanced Persistent Threat (Amenaza Avanzada Persistente). Se trata de un tipo de ciberataque muy peligroso porque es difícil de detectar y las empresas pueden seguir operando durante mucho tiempo que están sufriendo un ataque silencioso y lento que, con el tiempo, puede encontrar las vulnerabilidades de la red y los equipos informáticos y, a partir de aquí, infectar sistemas y sabotear infraestructuras críticas.
Cómo protegerse de los ciberriesgos
La transformación digital, el teletrabajo y el uso cada vez más intenso de las redes no tiene vuelta atrás. Conlleva grandes ventajas para las empresas, por su flexibilidad, agilización de procesos y manejo eficaz de todo tipo de información. Pero es evidente que existen riesgos que deben prevenirse con las medidas adecuadas, siendo muy recomendable cubrir las posibles contingencias, daños y responsabilidades con alguna póliza de seguro específica.
La estrategia óptima para contrarrestar los posibles ciberataques
Realizar un análisis de riesgo y tomar las medidas necesarias
Es imprescindible conocer al detalle el punto de partida en el que nos encontramos, en cuanto a la seguridad de nuestra red y equipos y si contamos con los programas antivirus adecuados y otros sistemas de protección. Otro aspecto fundamental es comprobar si los hábitos de nuestros empleados son los más adecuados, así como su formación y concienciación sobre seguridad informática: uso de contraseñas seguras y exclusivamente personales (sin relevarse bajo ningún concepto), así como utilización e instalación únicamente de aplicaciones y programas originales y verificados, entre otras medidas preventivas.
Los resultados de este análisis y auditoría inicial nos van a proporcionar las pistas correctas sobre qué medidas necesita nuestra empresa para reforzar su seguridad.
Este trabajo puede realizarse de manera interna o contratando a consultoras o profesionales externos especializados en ciberseguridad.
Contratar los servicios de una aseguradora especializada
Una buena aseguradora nos garantiza una respuesta a incidentes con la finalidad de minimizar y disminuir las consecuencias de la misma, así como el posterior de las indemnizaciones que correspondan, tanto en lo que se refiere a daños provocados a la propia empresa como a terceros por robo y/o uso fraudulento de datos.
Además, algunas de estas aseguradoras están especializadas en detectar los riesgos antes de que se produzcan, poniendo las medidas preventivas necesarias para evitar tener que pagar fuertes sumas por los daños producidos.